domingo, 29 de mayo de 2011

6º Domingo de Resurrección.

Cristo nuestro apoyo y fortaleza

TEXTOS BIBLICOS DEL DÍA

Primera Lección: Hechos 17:22-31

Segunda Lección: 1 Pedro 3:15-22

El Evangelio: San Juan 14:15-21

Sermón

INTRODUCCIÓN

CÓMO DEBEN LOS CRISTIANOS AFRONTAR LAS ADVERSIDADES

En realidad para comprender lo que el SEÑOR nos quiere poner delante con este texto de la Escritura deberíamos leer desde el versículo 8 donde Pedro nos habla de cómo el cristiano debe ser hacedor del bien, buscador de la paz, bendecir y perdonar a sus enemigos. El cristiano en su empeño por hacer el bien, perdonar, etc., tiene su confianza puesta en el SEÑOR porque sabemos que Él tiene sus ojos sobre los justos, los justificados, sus hijos queridos. Él está atento a sus oraciones. El guardián de Israel no duerme sino que permanentemente protege y guarda a sus justos. Pero además y por el contrario, su rostro está contra los que hacen el mal , es decir suya es la venganza. Podemos poner nuestra vida y vicisitudes bajo su cuidado sabiendo de quien nos hemos fiado y teniendo la promesa de que Él hará que todas esas circunstancias adversas redunden en nuestro beneficio, sean para nuestro bien.

En versículos 13 el apóstol Pedro nos insta a no temer a nada ni a nadie cuando hacemos el bien, cuando hacemos la voluntad de Dios.

En el 14 nos afirma que podemos padecer por causa del bien, es decir por ser cristianos. Pero a pesar de todo , no debemos temer a nada ni a nadie, Si los cristianos buscamos que todo lo que hacemos cuente con la aprobación y la bendición de Dios, entonces nada debemos temer aunque tengamos contrariedades y contratiempos.

Por tanto, hasta ese momento la Palabra nos exhorta a hacer el bien, es decir a hacer la voluntad de Dios, a sabernos bajo la protección y cuidado del SEÑOR, a no temer nada si hacemos lo correcto. Buenas directrices en tiempos turbulentos como los que estamos viviendo cuando parece que el hacer el mal es rentable, que oponerse a la Santa Ley de Dios en cualquiera de sus formas vende, en los que parece que Dios duerme y no se percata cómo avanza el mal, cómo el mal nos quiere engullir a todos y cómo el demonio, el mundo y nuestra propia naturaleza nos pretenden convencer que lo malo es bueno y lo bueno es malo.

En el versículo 15 vemos, a través de todos los versículos anteriores, el modo de actuar del cristiano ante las persecuciones e incomprensiones no es un asunto indiferente sino que está regulado por la voluntad del SEÑOR.

En Isaías 8:12 y 13 No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración, ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. Al SEÑOR de los ejércitos, a él santificad, sea él vuestro temor y sea él vuestro miedo. Los enemigos del Cristo, el SEÑOR, con frecuencia acuden a amenazas latentes o patentes, livianas o severas para crear miedo en el corazón del cristiano, sin embargo el cristiano no debe ceder al miedo. Es cierto que incluso pueden llegar a quitarnos la vida física pero no olvidemos las palabras del Señor en Mateo 10:28 No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar, temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Los cristianos nada debemos temer mientras santifiquemos al SEÑOR en nuestros corazones, le tengamos como nuestro Señor y Salvador, pongamos nuestra confianza en Él y además le confesemos, dando razón de nuestra fe y de nuestra esperanza. No quiere decir que tengamos que responder a toda la sarta de cosas necias que tenemos que oír a diario, sino que debemos responder al que nos pregunte expresamente, sea porque busca la verdad o por curiosidad. Sea el motivo que sea por el que nos pregunta, es una ocasión única para proclamar el Evangelio. Cuando damos razón de lo que creemos hemos de dejar toda amargura y hacerlo con mansedumbre y reverencia a la Palabra de Dios.

En los versículos 16 y 17 e nos dice que los cristianos han sido considerados en muchas épocas y lugares como delincuentes. Para el imperio romano no eran buenos ciudadanos porque no consideraban al César como Señor. En tiempos más modernos los cristianos que se atenían a las doctrinas bíblicas fueron perseguidos como delincuentes. En muchos países y culturas han sido y son considerados transgresores de las leyes civiles. ¿Acaso no somos los cristianos cada vez más arrinconados en nuestras sociedades postmodernas y post-cristianas? ¿Lo somos por ser coherentes con nuestra fe o por ser unos impresentables?... La Palabra nos exhorta a que si el mundo nos va considerar malhechores que sea por causa de Cristo y su Evangelio no porque nuestra conducta deje que desear. Si así lo hacemos todas las murmuraciones contra los cristianos y el cristianismo se quedarán vacías de contenido y redundarán en la gloria de Cristo.

LA SEGURIDAD DEL CRISTIANO EN MEDIO DE LAS ADVERSIDADES

Los versículos 18 -21 nos presentan el ejemplo mismo de Cristo que debe ser fuente de ánimo y motivación para nosotros. Él murió por nuestros pecados y transgresiones, el Justo por los injustos, el Inocente por los culpables. Él murió por todos los pecados que los hombres hemos cometido, cometemos y cometeremos y lo hizo para acercarnos a Dios, para hacernos partícipes de la gloria de Dios y hacer posible que un día le veamos cara a cara. Cristo murió y resucitó del sepulcro con un cuerpo glorioso y transformado. El cuerpo de Cristo asume un estado glorificado que no tenía antes de la resurrección. Ese cuerpo asume unas facultades que le hacen participar plenamente de la divinidad de Dios el Hijo y con las que vivirá para siempre Por ese motivo el cuerpo de Cristo puede estar en todas partes y de modo sacramental en la Santa Cena. Pero además el apóstol Pedro nos dice que fue con ese cuerpo glorioso, con el que el Dios-Hombre fue a predicar, a proclamar su victoria a los condenados, a todos los que habían muerto en incredulidad hasta ese momento. Señala el apóstol que entre esos espíritus estaban los que habían rechazado las advertencias de Noé, los que se habían burlado de su predicación. El SEÑOR había esperado pacientemente durante ciento veinte años en los que Noé les había predicado y había estado construyendo el arca pero no quisieron creer la Palabra que se les predicaba. La predicación de Noé había tenido tan poco éxito que únicamente ocho personas de su entorno fueron salvadas por agua aparte de los animales. El resto de la humanidad de la época de Noé tuvo que soportar para su condenación que el victorioso Señor fuera a mostrarles cuan equivocados habían estado al no hacer caso de las exhortaciones de Noé.

Al igual que esas ocho personas fueron salvadas por el agua, el Bautismo nos salva ahora, nos introduce en el Arca de Dios, el Bautismo no es simple agua que limpia la suciedad externa sino que al estar unido a la Palabra y promesas de Dios nos limpia el alma de todos nuestros pecados y así podemos presentarnos con buena conciencia delante de Dios. La resurrección de Cristo es la garantía de que Dios ha aceptado el sacrificio de su Hijo como pago por todos los pecados del mundo y este perdón se nos transmite, se nos aplica en el Bautismo.

El apóstol termina el versículo 22 haciendo una confesión de fe sobre Cristo, que está a la derecha de Dios el Padre, habiendo subido al cielo todo está bajo su imperio y mandato . Ahora sus cualidades plenas como Dios Todopoderoso son asumidas plenamente por su humanidad. No hay nada que se escape al control de este glorioso Dios-Hombre. Este Hombre sentado a la diestra de Dios es nuestro Salvador, Abogado y Rey que guarda, protege y pastorea su iglesia, es decir a nosotros sus hijos, en medio de todas las persecuciones, tribulaciones y confusiones. Él nos librará de todo mal y nos llevará a su Reino de Gloria. A Él sea el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amen.

Javier Sanchez Ruiz.

Catequista

domingo, 22 de mayo de 2011

Quinto domingo de Pascua

Cristo es nuestra roca de sustento.

TEXTOS BIBLICOS DEL DÍA

Primera Lección: Hechos 17:1-15

Segunda Lección: 1º Pedro 2:2-10

El Evangelio: Juan 14:1-12

Sermón

Introducción:

Cuando sucedió el terremoto en Chile o en Japón, una de las preguntas que muchos se hicieron fue: ¿Qué pasaría si en España sucediera algo similar? Unos días después, hubo un terremoto de menor magnitud e intensidad, que se dan frecuentemente en estos países y sus consecuencias casi devastaron a un pueblo entero. La diferencia entre estos lugares y España, quitando los tsunamis que produjeron una gran devastación, fue que las casas y edificios de España no estaban preparados para soportar ese temblor como sí lo estaban en Chile y Japón. Sin embargo, en nuestra vida espiritual Dios nos da una sólida base y cimiento para poder soportar cualquier temblor.

El plan de Dios para edificar y sostener a su Iglesia.

El apóstol Pedro crea una imagen muy particular sobre la Iglesia: dice que ella es un edificio fuerte y duradero, que está construído con piedras vivas, que éstas son los creyentes. Pero lo más importante en esta edificación es Cristo Jesús, que es el fundamento y piedra angular. Tú y yo somos piedras o ladrillos, colocados sobre el fundamento que da vida, aún cuando es raro hablar de piedras vivas. Pero incluso si en la escuela nos enseñan que las piedras son objetos inertes y sin vida, la comparación es válida. Porque así éramos nosotros, que fuimos vivificados por Cristo, quién resucitó de entre los muertos para darnos vida y vida en abundancia. Dios nos ha llamado por medio de Cristo para ser un edificio vivo. Esta es la realidad de los redimidos, este es el plan de Dios.

La Iglesia como un edificio, se apoya y sostiene en Cristo, que es nuestro fundamento, base y cimiento. Como sabemos, la permanencia, durabilidad y seguridad de un edificio depende de sus cimientos, y si éste no es sólido y firme, el edificio se tambalea, agrieta y corre riesgo de derrumbarse. En estos últimos meses hemos visto terremotos, inundaciones y derrumbes, que han devastado pueblos y ciudades enteras. Cristo es la base sólida, como una roca, que te mantendrá siempre firme en la esperanza que te ha dado. Las Escrituras dicen que Jesús es Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure”. Isa 28:16. Cristo es la piedra angular de nuestra vida ahora y siempre. Dado que Dios nos ha puesto en esta casa espiritual, el pecado, la muerte y el infierno no prevalecerán contra nosotros. Podrán venir tsunamis, tormentas o terremotos espirituales, la Iglesia podrá parecer que se tambalea, pero estamos seguros de que nada de esto prevalecerá, no podrán destruirla porque está construída sobre el mejor de los cimientos: Cristo.

El plan de Dios es que el Señor Jesús sea la Roca de tu salvación, la piedra angular de tu vida, por la que Él construye su Reino en ti y por ti. Antiguamente la piedra angular era usada por los constructores para conseguir paredes rectas y que las edificaciones no quedaran torcidas. Por eso es tan importante que la primera piedra sea Cristo. Esto nos sostendrá y animará en tiempos de angustia. El saber que Dios te ha puesto sobre Cristo te afirmará en la certeza de que tú no conoces a Dios por casualidad: Dios te ha elegido por su gran amor y misericordia. Sin Cristo, no hay Iglesia porque no hay Salvación que disfrutar ni proclamar.

El único camino al Padre es a través de Jesús, que lo afirma en el Evangelio de hoy, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí.” Juan 14:6. Todo el que es una “piedra viva” los es porque ha sido bautizado en Cristo y se aferra a las promesas recibidas allí. Además sabe que está construyendo las paredes de la Iglesia de Dios. A través de la palabra de Dios, y sus continuos actos para con nosotros, estamos seguros de que Dios es quien nos sostiene y acompaña.

El Plan de Dios también es rechazado.

A pesar de la misericordia amorosa de Dios, cada uno de nosotros ha visto como el plan de Dios es rechazado. En las Escrituras se nos relata que si los príncipes de este siglo hubiesen tenido la sabiduría de Dios, no habrían crucificado al Señor de la Gloria. Esto mismo sucede en nuestro propio tiempo, lo vemos frecuentemente en las personas de nuestra comunidad que ya no creen, en nuestras propias familias cuando deciden seguir otros caminos. Para los que creen, esta piedra, el mismo Señor Jesús, es el mayor de los tesoros y bendiciones que Dios nos ha dado. Pero para aquellos que no creen, “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, y “una piedra de tropiezo y roca de escándalo”.

Hay obstáculos que impiden creer en Cristo como el Señor de la vida, el que ha pagado por los pecados en la cruz. Algunos son como un atleta que confía en sus fuerzas y capacidades: creen que el pecado es algo que puede vencer con una técnica adecuada, con la preparación física ideal y con el empeño suficiente para agradar a Dios. Pero no se dan cuenta que el pecado ha construido un muro entre ellos y Dios que es imposible superar. Que solo Cristo ha vencido al pecado y quiere llevarlos a los brazos de su bondadoso Padre Celestial. Otros se parecen a un erudito, buscan en los libros y en sus mentes las respuestas que dan sentido a la vida de los hombres, pero desprecian la sabiduría de Dios, la sabiduría del precio pagado por el pecado en la cruz. También están los que pueden creer cuando ellos quieran, ya que ahora son lo suficientemente buenos para necesitar creer. La fe es algo que ellos pueden controlar a su manera, que pueden generar cuando la necesiten para estar en paz con Dios. No se percatan de que pueden generar fe, pero no es la fe que da Dios. Aquella fe se aferrará a cualquier cosa menos a Cristo y su entrega por la humanidad.

Cada uno de estos, y otros ejemplos, demuestran la verdad de que “la necedad de Dios es más sabia que la sabiduría del hombre y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza del hombre.” 1 Corintios 1:25. Sólo hay una forma de ir al otro lado de ese terrible muro, llamado pecado, que nos separa de Dios. Pero es un camino que humilla nuestra humanidad y ésta no puede aceptar, es el camino que lleva directamente al cielo y tiene forma de cruz, es nada más y nada menos que Jesucristo muerto y resucitado por nosotros.

El plan de Dios te incluye a tí.

Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, un pueblo para su propia posesión, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Cada uno de ustedes que confían en Cristo como su Salvador, han sido escogidos para ejercer un sacerdocio y estar al servicio de Dios. Él los ha llamado de las tinieblas para que den testimonio de la Luz. Por medio de ustedes Dios está en contacto con las personas y les transmite su amor en Cristo cada vez que hablan sobre Dios y usan su Ley y Evangelio. A través de ti, el plan de Dios para todas las personas se está llevando a cabo. Tú eres su Sacerdocio Real, para que otros puedan ser sacados de las tinieblas y ser llevados a la luz de Jesucristo. Él te ha dado vida para hacer esto.

Es una gran tranquilidad ser alcanzados por el amor inmerecido de Dios para ser su pueblo ahora y siempre. Antes no erais pueblo, ahora sois pueblo de Dios, antes no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. No nacimos en este mundo con el fin de ser abandonados por Dios, sino para vivir en su compañía y cuidado. Muestra de su amor continuo es el llamado que nos hace a ser alimentados con su Palabra en cada sermón, lectura personal de la Biblia o reflexión con otros creyentes. El deseo de alimentarnos está evidenciado en que Cristo se hace presente en el pan y vino para perdonarnos, renovar y fortalecer nuestra fe.

Conclusión

Muchas personas de todas las edades y condiciones, creen que son dueños absolutos de sus vidas, que se pertenecen a sí mismos, y otros no saben a quién pertenecen. Personas que no conocen y confían en un amoroso Padre celestial que cuida de ellos. Para revertir esta situación has sido llamado por Dios. Tu Padre en el cielo te ha llamado a proclamar su amor y misericordia a los demás. El Señor Dios te ha escogido y te da las fuerzas necesarias para que lleves a cabo esta noble tarea. Puedes estar seguro de ello porque por medio de Cristo Dios te ha perdonado todos tus pecados.

Dios está construyendo un gran edificio que se apoya y sostiene en Cristo, como Señor y Salvador de toda la humanidad. Eres parte de un pueblo con una misión. Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, un pueblo para su propia posesión, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde vuestros corazones y mentes en Cristo Jesús para su gloria.

Atte. Pastor Gustavo Lavia.