martes, 23 de junio de 2015

Engrandeciendo al Señor.


Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.   Lucas 1:46-47

El que quiere engrandecer a Dios con muchas palabras y con gritos estrepitosos, procede como si Dios fuera sordo o hubiera perdido el conocimiento, y tuvieran que despertarle. Esto es difamar a Dios, más que glorificarle.

Pero el que con un corazón sincero piensa en las obras de Dios y con admiración y gratitud las contempla, quiere, con celo santo, alabar y glorificar a Dios. Entonces las palabras avanzan por sí mismas y el corazón rebosa, como si quisiera hablar todo el cuerpo.

Este hombre engrandece a Dios en espíritu, y verdad, y en sus palabras con fuego, luz y vida.
 
                                                                                        Martín Lutero.

martes, 16 de junio de 2015

No descuidarse.


Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.   Lucas 7:4-5.

Satanás, el malo, de verdad y con seriedad quiere causar daño a los jóvenes. Por eso tenemos que ayudarles a crecer en el conocimiento de Dios, y divulgar la Palabra del Señor.
Por eso les pido, queridos señores y amigos, que por Dios y por los jóvenes, pongan atención a estas cosas. No se descuiden como muchos que no comprenden lo que piensa el soberano del mundo, el diablo. Porque el ayudar y el aconsejar a los jóvenes es cosa grande y seria, a la cual Cristo concede gran importancia así como a todos los que son conscientes de su deber cristiano. Queridos señores, si cada año se gasta mucho dinero para fortificaciones, caminos, embalses o casas para tener una ciudad en paz y próspera, ¿no se debería con mayor razón destinar un sueldo para uno o dos maestros hábiles para enseñar a los jóvenes?

                                                                                    Martín Lutero.