domingo, 18 de marzo de 2012

4º Domingo de Cuaresma.

“LA ACCIÓN DE DIOS EN NOSOTROS”
TEXTOS BIBLICOS DEL DÍA

Primera Lección: Números 21:4-9

Segunda Lección: Efesios 2:1-10

El Evangelio: Juan 3:14-21

Las palabras del Evangelio de hoy son sencillas, profundas y uno de los versos más conocidos de la Biblia. El Evangelio expresado en pocas palabras, la proclamación de la salvación. La síntesis de la Biblia en un versículo, el propósito de cuaresma de manera breve. Una vez más se nos recuerda que todo lo concerniente a nuestra salvación tiene como principal protagonista a Dios y no a nosotros. Por esto quiero que veamos tres principales verbos. Si vemos las acciones que Dios está haciendo, entonces tendremos un motivo de alegría en este tiempo de cuaresma. Por otra
parte, si conocemos este texto, estaremos preparados para alegrarnos en nuestra salvación y detectar muchas falsas doctrinas.

I. Los verbos de Dios (Amar, Dar, Creer)

Tanto amó Dios al mundo....
Amar. Esta declaración es sorprendente. Nosotros hablamos mucho sobre el amor en general. Sin embargo, a menudo el amor de Dios es mal entendido. Con demasiada frecuencia, nuestra naturaleza pecadora nos tienta a creer que Dios ama como nosotros, que ama a alguien porque es bueno o agradable. Es difícil negar que tenemos defectos, pero la mayoría tratamos de vivir nuestras vidas lo mejor que podemos.

Nos sentimos tentados a imaginarnos delante de Dios recibiendo su aprobación por lo bien que nos hemos comportado.

Necesitamos recordar que Dios nos ama en Cristo, porque en cuestiones espirituales estamos ciegos y muertos por el pecado y por esto somos enemigos de Dios. Nos alejamos de él constantemente y buscamos nuestro propio camino. Nuestro orgullo, deseos de gloria, falta de humildad, malos pensamientos nos alejan una y otra vez de nuestro amoroso creador.

Sin embargo, “tanto amó Dios al mundo”, dice Jesús. Dios no ama al mundo porque somos buenos, simpáticos o hacemos cosas que le agradan. Eso sería una mala noticia para todos nosotros, porque su amor cambiaría constantemente dependiendo de cómo nos comportemos durante nuestra vida. Nada de eso, Dios ama al mundo por lo que Él es: Él es amante por naturaleza. Su amor no es un sentimiento barato, emocional que va y viene, no, este amor de Dios es compromiso, no importa lo que cueste. Recuerda, que has nacido en pecado, la única opción y la consecuencia para nosotros sería la muerte. Pero el Señor en su amor ejecutó su plan para darnos vida y vida en abundancia. El Señor entrega lo más preciado que tiene y lo hace en favor de sus enemigos, de aquellos que viven en pecado, alejados de su presencia.

Que dio a su Hijo unigénito... dar.

Tengamos en cuenta dos cosas acerca de esta frase. En primer lugar, esta entrega no es parte de un acuerdo entre dos personas. No es un te doy pero tu me das. Él dio a Su Hijo como un don gratuito, sin condiciones. Así es el amor de Dios, nos salva a nosotros pobres pecadores, sin coste alguno. En segundo lugar, Él ha dado a su Hijo para morir en la cruz. Esta es la salvación del
mundo. Como ya hemos dicho: Debido a nuestro pecado, la única opción para nosotros era la muerte. Alguien tenía que pagar con su vida por nuestros pecados.
Así que Dios, en Su amor, dio a su unigénito Hijo para que muriera por nosotros.

Los pecados de los pecadores fueron crucificados con Cristo. De esta manera es que Dios ama al mundo: Dios ha dado a Su Hijo a morir por los pecados del mundo. Esto nos demuestra cuán grande es el amor del Padre por los pecadores, aunque la mayoría no creen en Jesús, Jesús ha muerto por ellos. Lo hizo por ti y por mí, por aquello a quienes tu desprecias o piensas que no merecen el perdón.

Esta entrega tiene un objetivo definido, que es el sumo bien del hombre.

Para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Creer. Una vez más, esto nos habla de un gran amor de Dios. Cuando uno da un regalo por puro amor, es un don, no es
una obligación forzada. En otras palabras, si das un regalo por amor, lo haces sabiendo que el destinatario tiene la opción de rechazar el regalo y que tu amor no va a cambiar, debido a ese rechazo. Dios ha dado a Su Hijo para morir por los pecados del mundo, pero la salvación es un don, no se obliga a la gente a ser parte del pueblo de Dios. No se les obligará a que crean o a que tengan vida eterna.

Si la gente escoge el pecado, la muerte, el juicio y el infierno, Dios no obligará a recibir la santidad, la vida, la salvación y el cielo.
Por esta razón, a pesar de que Cristo ha muerto por todo el mundo, no todo el mundo se salvo. Sino solamente los que creen en Cristo como Señor y Salvador tendrán esa vida eterna.
Este tercer verbo “creer” es mal entendido por muchos. Muchos dicen que “La salvación no es del todo gratuita”. “Tengo que creer para ser salvo. Esa es mi parte en el plan de Dios”. Pero esto es una fe mal entendida y en realidad busca disminuir el amor de Dios. La fe no es nuestra parte del trato, no es algo que damos con el fin de ser salvos. La fe es un don que Dios nos da.

Este es el anuncio de Pablo a los Efesios en la epístola de hoy: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Junto con la gracia, la fe es un regalo. Siempre que el Señor te dice que creas en Él, Él te da la fe para creer. Cuando le dijo al paralítico: “Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” (Marcos 2:11), Él le dio al hombre la capacidad de levantarse y caminar. Cuando Él dice, “Cree en el Señor Jesucristo” Él te da la fe para creer.

El Señor que te da la fe, viene a ti con el don del perdón junto con la vida y la salvación. En tu bautismo, Cristo te une a su muerte en la cruz, de modo que no tienes que morir y pagar el precio del pecado. También te une a su resurrección, Él te da su vida eterna. A pesar de que tu cuerpo, tu naturaleza pecaminosa intentan aferrarse y arrastrarte de nuevo a la tumba, tu tienes la vida eterna, porque Jesús te da la suya. Él ha muerto tu muerte. Él te da su vida. No estas destinado a morir, porque Él ha muerto por ti. Por el agua y la Palabra, Él te da perdón, la fe, la vida y la
salvación.

Para que no te pierdas, Él sigue sosteniendo esa fe con el perdón a través de su vida. En la proclamación de la Palabra, Dios te da su Hijo unigénito, crucificado y resucitado, para que, de
modo que seas perdonado de tus pecados y fortalecido en la fe. En la Santa Comunión, Dios una te da a su unigénito Hijo. Comes su cuerpo y bebes su sangre para el perdón de los pecados, de modo que no te pierdas, sino que tengas vida eterna.

Esta es la Buena Nueva de la salvación: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no muera, sino tenga vida eterna.

Memoriza este versículo y constantemente recuerda y celebra tu salvación. Además, con este verso estás bien equipado para resistir muchas falsas enseñanzas de la actualidad.

II. Buena vs Falsa Enseñanza

Una objeción común hoy día es “Dios no ama el mundo, porque Él ha hecho un camino muy estrecho, sólo hay un camino hacia el cielo, sólo hay un Salvador ¿Por qué Dios hace que sea tan difícil ser salvo si realmente nos ama?”

Juan 3:16. Aquí está la prueba del amor de Dios, que ha dado a su Hijo Unigénito para la salvación del mundo. Ha dado a su Hijo único. Fuera de Jesús, no hay ninguna esperanza de
salvación. Pero debido a que Cristo ha muerto por los pecados del mundo, cualquiera que crea en Él será salvo. Es un argumento de la naturaleza pecaminosa que culpa a Dios de proveer un solo escape del infierno. Cuando Dios da su Hijo unigénito, para hacer el último sacrificio por los pecados del mundo.

Aquí Dios es criticado por no hacer lo suficiente. Se culpa de Dios de proveer un solo camino al cielo y tratar de poner otros caminos en su lugar.

Se oye que “Jesús vino a enseñarnos cómo vivir, si seguimos sus pasos e imitamos su ejemplo, entonces seremos salvos”. Juan 3:16. Dios dio a su Hijo hasta la muerte para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. No dice “para que todos los que imitan su vida no se pierda”. ¿Nos salva tratar de seguir el ejemplo de Jesús?

No. No podemos seguir a Jesús a la perfección y su perfección nos muestra cuan pecadores somos. Que el pecado nos condena, pero Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo (Juan 3:17). Mientras que Jesús dio un ejemplo de una vida perfecta, esto no es por lo que Él vino. Aquí es donde generalmente se piensa “No puedo vivir perfectamente. Por lo tanto ya que Jesús ha muerto para perdonarme, puedo hacer lo que quiera”. Es atractivo tener licencia para pecar y ser perdonados, pero es una falsa enseñanza. El Señor ha muerto para salvarnos del pecado, ¿cómo podría un cristiano ir a caer en el pecado? El pecado mata y Jesús ha muerto para que tu vivas. Cuando la tentación llama, tienes esta Buena Noticia: Juan 3:16

Otra falsa enseñanza aparece y una aterradora: “Dios dio a su Hijo para liberarnos del pecado y la muerte por lo tanto, si he pecado, estoy perdido”. Es un horrible pensamiento, creer que un
pecado, por pequeño que sea, te priva de la salvación. Juan 3:16. Una vez más, ten en cuenta que no dice “que todos los que no pequen más, no se perderán, sino que tendrán vida eterna”. Sólo hay un pecado que es imperdonable: la incredulidad. El que cree en Cristo no se pierde, dice el Señor y en Marcos 16:16 dice que “El que no creyere, será condenado”. El crimen más atroz o la más grosera inmoralidad no condena al que se arrepiente de su pecado, porque Cristo ha
muerto por él. Al que no se arrepiente no se le perdona por más insignificante que sea su pecado.

El que dice “Yo no creo en Jesús” se encuentra en peligro de juicio. Por lo tanto, si estás preocupados por tus pecados, no te desanimes: Tus pecados no te condenan, porque Jesús ha muerto por ti.

El diablo hace que creas que tu pecado es más grande que la gracia de Dios. Él quiere que creas que debes renunciar a confesar tus pecados, porque quiere que no seas perdonado. No escuches al diablo, porque él es el padre de la mentira. En su lugar, deja que tus pecados sean un recuerdo constante de tu necesidad de salvación y te lleven todos los días a confesar tus pecados y ha alegrarte de que Cristo te ha redimido, para que no te pierda, sino que tengas vida eterna.

Estimados en Cristo, alégrate al oír estas sencillas palabras de la salvación. Porque Él ha dado a Su Hijo para morir por ti, no te pierdes, mas tienes vida eterna. Por la fe te ha dado, sabes que esto es cierto. El Hijo ha muerto para darte vida. Por su causa, se te perdonan todos tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Atte. Pastor Gustavo Lavia

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