domingo, 25 de marzo de 2012

5º Domingo de Cuaresma.


Servimos bajo la cruz de Cristo”

Textos del Día:

Primera lección: Jeremías 31:31-34
Segunda Lección: Hebreos 5:1-10
El Evangelio: Marcos 10:32-34 (34-45)

Sermón

Codicia y gloria versus servicio y cruz.
Corrupción, abuso de poder, sobornos, uso de influencias para obtener beneficios propios, prevaricación, chantaje, compra de voluntades, evasión de leyes, etc. parecen ser noticias que
nunca pasan de moda, incluso en los ámbitos más insospechados de la vida. Y no solo a grandes escalas, sino también en nuestro día a día. Quien tenga poder, dinero o influencias parece que tiene la vida más fácil y puede llegar a creerse inmune, por encima de todos y todo.

Lamentablemente esta realidad cotidiana en ocasiones nos hace creer que incluso el reino de Dios funciona así. Esta inclinación muy propia de todo ser humano la heredamos de Adán y Eva, quienes no se contentaron con lo que tenían sino que quisieron un camino paralelo a la voluntad de Dios con el fin de obtener más poder, es decir ser como Dios mismo. El deseo de poder
personal y egoísta nos corrompe como personas y sociedad, sin embargo no todo
son malas noticias: ¡Cristo nos hace posible un camino distinto! Su cruz y servicio.

Contexto del Evangelio de hoy (leer Mr. 9 33-37)

El encuentro del joven rico con Jesús y las palabras que preceden al Evangelio de hoy generó desconcierto entre los discípulos. El Joven, a quien Jesús quería que lo viese no solo como un “buen Maestro” sino como su Salvador, deseaba saber qué hacer para heredar la vida eterna. Y como Jesús no vino a llamar a justos sino a pecadores, lo situó delante de la perfección de Ley a fin de que se diera cuenta que él no podía “hacer” nada para obtener la vida eterna. Pero
la sorpresa viene cuando éste joven manifiesta un concepto distorsionado de sí mismo o de la Ley, ya que dice que todos los mandamientos los cumplía desde su juventud, cosa imposible (1ª Jn. 1:8, St. 2:10). La ceguera del joven hacía que la Ley no efectuase su trabajo de “espejo” mostrándole su pecado, llevándolo así al reconocimiento y arrepentimiento. Por lo tanto Jesús, quien ama al joven, estima necesario ajustarle más el rigor de la Ley, y lo confronta con un pecado que el joven no reconocía en sí mismo: No amaba a Dios sobre TODAS LAS COSAS.

Enfrentarse a ello entristeció al joven, quien ante la idea de tener que dejar de amar sobremanera a sus riquezas, y seguir a Cristo, se afligió.

Y si los poderosos (además de rico era un dirigente judío Lc. 18:18), que parece que todo lo consiguen en este mundo con influencias y poder, no pueden conseguir con sus obras, posiciones, piedad y dinero la vida eterna ¿Qué nos queda a los pobres? La pregunta resultante de los discípulos es ¿Quién podrá salvarse entonces? ¡Esto es imposible! Y la pregunta para ti hoy es: ¿Te sientes un cumplidor de la ley con derecho a obtener la vida eterna por ser muy bueno, poderoso o influyente? ¿Amas realmente a Dios sobre TODAS las cosas?

Espero de todo corazón que tu respuesta sea: ¡No!, y que ello te constriña.
Porque sólo así estarás en condiciones de oír y apropiarte por la fe que se te ha dado del consolador Evangelio: La salvación es posible en Cristo por Gracia de Dios. Porque “para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios” Mr.
10:27

Bendita teología de la cruz

Y esta posibilidad en Dios se hace real en una obra sin igual, y es la que el Señor anuncia por tercera vez en el Evangelio de hoy: Pasión, muerte y resurrección de Cristo. Pero esto a los discípulos le seguía sonando extraño.

No entendían nada. Tres veces el Señor anunció su muerte y resurrección de forma clara e inequívoca. Pero el camino de la cruz resulta incomprensible a nuestra humanidad. Es locura, ya que es IMPOSIBLE para nosotros. Es un acto ajeno a nuestra posibilidad. Solo Cristo es capaz de entregarse en muerte por nuestros pecados y resucitar para darnos vida. Pero aún más imposible nos resulta creer esto. Ese es el mayor milagro que nos puede suceder en esta vida:

Tener fe para creer, entender y apropiarnos lo que para nosotros es imposible.

A nuestra humanidad le es velado este misterio. Es necesario nacer de nuevo para ver y comprender esto y aún así, como los discípulos, no siempre comprendemos cabalmente la magnitud de esta obra. Por ello es bueno y necesario que, además del día a día, en nuestro calendario litúrgico año tras año vayamos con Cristo a recorrer en Cuaresma su pasión, muerte y resurrección de una forma especial.
El Señor desea que grabemos a fuego su obra por nosotros y por eso la anuncia tres veces, como si de una formulación trinitaria se tratase, recordándonos que a Él pertenece la obra de salvación y que nosotros pertenecemos a Él por aquel nacimiento trinitario que recibimos cuando fuimos bautizados en el nombre del Padre, y del hijo y del Espíritu Santo. Cristo y su obra deben captar el centro de toda nuestra atención. Porque nosotros vivimos en la imposibilidad humana,
pero en Cristo ¡todo es posible! ¡Él cubre tu pecado!

Ante la cruz de Cristo el ser humano pide gloria

Pero los discípulos, al igual que nosotros, eran duros de entendendimiento. Tras el primer anuncio de su pasión, muerte y resurrección (Mr. 8:31-33) es Pedro, con muy buenas intenciones, quien intenta persuadir a Cristo de que eso “no puede suceder”. La incomprensión de la necesidad y alcance de la obra de Cristo es una lamentable realidad en la vida del ser humano que procura otro camino al de la cruz. Y es justamente cuando queremos evitar la cruz y proponer “mejores ideas” a Dios, cuando nos volvemos agentes de “Satanás”. Jesús no se anduvo con miramiento con Pedro y le dijo: apártate de mi Satanás “porque no pones la mira en las cosas de Dios sino en la de los hombres”.

En el Reino de Dios se hace la voluntad del Señor, y no lo que al hombre se le ocurre por egoísmos y orgullos, aunque estén recubiertos de la mayor piedad jamás vista.

Tras su segundo anuncio la cosa no fue mejor (Mr. 9:30-37). Los discípulos, que seguían sin entender la profundidad y alcance de este mensaje, terminan discutiendo sobre quién de ellos sería el más importante. Y es en esa circunstancia en la que el Señor los alecciona poniendo patas arriba los conceptos de este mundo, y coloca como modelo de conducta el servicio y a un niño como ejemplo a seguir de fe simple y sencilla.

Pero la trágica teología de la gloria parece que no dejaba de hacer mella en los corazones y tras el tercer anuncio dos discípulos piden a Jesús en un tono exigente: “queremos que nos concedas lo
que vamos a pedir”, y como si de un genio de la lámpara se tratase, sentarse uno a su derecha y otro a su izquierda ¿Pero de donde surgen estos deseos? ¿Por qué gestamos estas ideas? ¿Por qué necesitamos superioridad y poder por sobre los demás? Pero Dios amorosamente nos dice hoy: mira mi obra y “bástate mi gracia” 2ª Co. 12:9

Entre vosotros no será así

No sólo para obtener la salvación es imposible hacer uso de algún poder, obra o influencia humana, sino que en la vida de fe vivimos bajo unos nuevos parámetros y principio muy distintos a los que rigen este mundo. El principio de la cruz es aquel en el cual debemos seguir a Cristo. No abandonar la cruz jamás sino tomarla y andar con ella en humildad. De lo contrario tomaremos el camino de la gloria, de la ambición personal, del egoísmo, de la envidia y la rivalidad, del fariseísmo. Pero “entre nosotros no será así”, y sublime ejemplo tenemos para seguir: El hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. Nuestra
identidad se encuentra en Cristo y Él nos ha enseñado a no enseñoréanos sino amar y anhelar el servicio, la entrega desinteresada y la humildad. ¡Busca fuerzas en Él para vivir como Él!

Cristo nos hace entender la locura de la cruz

Cuando el Ángel ante el sepulcro vacío les repite a las mujeres el anuncio de la pasión, muerte y resurrección, nos dice Lucas 24:7-8 “entonces ellas se acordaron de sus palabras” Tras la confirmación ellas comprenden lo que estaba sucediendo y corren a anunciárselo a los
discípulos, pero a ellos aún “les parecían locura las palabras de ellas, y no las creyeron” Lc. 24:11 y siguiendo la secuencia de Lucas vemos que en 24:44-48 el Señor les “abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras” y ahí les repite “Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día”. De la misma forma nosotros
necesitamos oír, recordar y anunciar constantemente esta obra de Cristo sin desmayar, pues sólo Dios es capaz de abrir el entendimiento con su Palabra. Y aunque a veces se nos tiente a cambiarla por un mensaje más “atractivo” por parecernos reiterativo y hasta pesado, en este mensaje nos va la vida. No podemos centrarnos en otras cosas. Porque sólo por esa obra recibimos perdón de pecados, vida y salvación.

Cristo se hace presente ante sus discípulos. No los abandona a su suerte. Conoce nuestras debilidades y necesidades, y por ello hoy se sigue haciendo presente entre nosotros cuando dos o tres nos reunimos en su nombre, y cuando leemos y anunciamos su Palabra. Cristo ha abierto tu entendimiento y por fe crees y te apropias de su obra. Ten cuidado de que nada, ninguna teología errónea, ninguna falsa creencia sobre ti mismo, ningún poder te quite los ojos de Cristo, quien
es el autor y consumador de tu fe (He. 12:2). Y así como Cristo se hizo presente ante sus discípulos para fortalecerlos en el perdón que había logrado para ello, confirmando lo “imposible”, aún hoy se hace presente de forma real y concreta en cuerpo y sangre bajo el pan y el vino cada vez que se consagra la Santa Cena. Cristo sigue viniendo a ti y para ti ¡Vive en su perdón!

Conclusión

¿Que sacamos en limpio de todo esto? Pues que el camino de salvación es imposible para el ser humano, y únicamente Dios lo puede hacer posible. Y ese camino es el de la cruz, el de la muerte y resurrección de Cristo para perdón de nuestros pecados. No hay nada que nosotros tengamos o que podamos hacer para ser salvos.

Solo Cristo hace posible nuestra salvación y nos la da por Gracia, sin merecimiento alguno por nuestra parte. En esa gracia ahora deseamos andar en humildad y servicio a Dios y al prójimo.

Amén.

Walter Daniel
Ralli – Sevilla - 25-03-2012

EVANGELIO
Marcos 10:32- 45
32. Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba
delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a
tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de
acontecer:
33. He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre
será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a
muerte, y le entregarán a los gentiles;
34. y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y
le matarán; mas al tercer día resucitará.
35. Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le
acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
36. El les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
37. Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos
sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
38. Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís.
¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo
soy bautizado?
39. Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad,
del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado,
seréis bautizados;
40. pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es
mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.
41. Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse
contra Jacobo y contra Juan.
42. Más Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que
son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus
grandes ejercen sobre ellas potestad.
43. Pero no será así entre vosotros, sino que el que
quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
44. y el que de vosotros quiera ser el primero, será
siervo de todos.
45. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.







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