domingo, 25 de enero de 2009

3º domingo después de Epifanía.

Escudriñad las Escrituras... ellas son las que dan testimonio de mí Juan 5:39a La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios Ro. 10:17

“Jesús te llama”

Textos del Día:

El Antiguo Testamento: Jonas 3:1-5, 10

La Epístola: 1ª Corintios 7:29-31

El Evangelio: Marcos 1:14-20

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. 18 Y dejando luego sus redes, le siguieron. 19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes. 20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.

Tema: Jesús te llama

Objetivo: Que tengamos la seguridad del llamado de Cristo quien nos acompaña en nuestro diario caminar.

Sermón

Están echando en la televisión una publicidad de un coche Toyota que habla del seguimiento que hacemos a lo largo de nuestras vidas a diferentes cosas. Verla me llevó inmediatamente a hacer un repaso rápido de etapas de mi vida y comprobar que efectivamente es así, ya que seguimos modas, ideales, sueños, al “amor de nuestra vida”, a nuestro equipo de futbol, y un sinfín de etcéteras. Esto es así porque oímos y sentimos un fuerte y extraño “llamado” interior, en ocasiones incontrolable, que nos impulsa para movernos hacia esos caminos y esos sentidos.

Llamados incluso inconscientes o naturales que nos llevan a desear formar una familia y tener hijos o que despiertan nuestra vocación y aficiones. Pero también llamados conscientes que podemos oír y en los cuales podemos meditar reposadamente. ¿Quién de nosotros no podrá contar alguna anécdota al respecto?

¿Llamados que nos mueven? Pues sí. Siguiendo con esa reflexión he visto que nuestra vida diaria se compone de innumerables llamados que nos van afectando lentamente pero sin pausa.

¿Cuántas veces al día escuchas que alguien te llama por tu nombre? ¿Cuántas veces al día te dicen: “ven aquí un momento” o “sígueme que te quiero mostrar una cosa”? Mi hija me llama muy a menudo para que vaya con ella a hacer alguna actividad. Mi mujer también lo hace.

Recuerdo que mis padres usaban hasta el hartazgo mi nombre para llamarme. Mis amigos me llamaban y yo los seguía cuando íbamos a jugar. ¡Llamados, llamados y más llamados!

Se puede decir que estamos muy habituados a que nos llamen por nuestro nombre y reaccionamos naturalmente a ello. Tan acostumbrados estamos que difícilmente nos detengamos a pensar en qué poderoso acto es ese del llamamiento. Que alguien pronuncie tu nombre hace que te detengas, que prestes atención, que cambies el rumbo de tu camino. Es interesantísimo observar que cuando pronuncias el nombre de alguien y lo llamas, esa persona está cambiando su vida por un instante y se pone a tu disposición para que tú le hables. ¡Qué poder tan grande hay en la palabra! Es nuestra responsabilidad usar esto sabiamente para el bien de los demás.

LA AUTORIAD DEL QUE LLAMA

También es verdad que la autoridad del que llama tiene mucho que ver en la reacción y respuesta que demos. Hay veces que preferimos que no nos llamen a nosotros y decimos “¡a mí!
¿Por qué a mí?”, y otras que acudimos locos de contentos al llamado. En ocasiones el que nos llama no nos significa mucho y no le echamos cuenta. No es lo mismo que nos llame un guardia civil en la calle a que nos llame un vendedor para mostrarnos sus productos. No es lo mismo que nos llame el jefe a la oficina a que nos llame un mendigo en la calle para que le demos limosna. Sin embargo todos nos llaman y reclaman nuestra atención y presencia, y demandan algo de nosotros: quieren que los sigamos, aunque más no sea por un instante, hacia aquellas situaciones, lugares o caminos que ellos pretenden enseñarnos.

DISTINTOS TIPOS DE LLAMADOS

Los llamados pueden ser muy variados. Desde un amigo que te llama para contarte algo y quiere que lo sigas en su relato hasta su propia experiencia de vida, hasta el tedioso llamado telefónico para que cambies de compañía. Algunos llamados son para que sigas algo y otros para que lo abandones. Hay llamados que te levantan la estima y otros que te desmoralizan, incluso hay llamados que te pueden llevar a la ruina. He oído a un hombre una vez maldecir el día en que lo llamaron y lo invitaron a una fiesta a la que, luego de insistirle, finalmente asistió. Allí le invitaron a tomar su primera raya de cocaína y él los siguió, y ese fue el comienzo de su ruina. Los “llamados a seguir a alguien”, las invitaciones y las propuestas que nos hacen, no son todas iguales. Algunas tienen muy malas intenciones y son perjudiciales, otras pueden ser insignificantes e inofensivas, sin que tengan mucha relevancia y otras pueden ser un cambio increíble para el bien de tu vida.

CRISTO TE LLAMA

Pero así como nuestra vida se componen de una sucesión de innumerables llamados y respuestas diarias de familia, amigos, jefes, profesores, autoridades gubernamentales, vendedores, y todas contienen una propuesta que demanda tu atención, así también existe un llamado divino.

Dios no está ajeno a estas situaciones diarias de la vida. Él está con y entre nosotros: “El reino de Dios se ha acercado”. Él es real y es parte de nuestra realidad. Dios también nos llama en Cristo a la maravillosa experiencia del arrepentimiento y el perdón. Nos llama a creer en la Buena Noticia. Cristo te llama por tu nombre a seguirle. El Evangelio de hoy nos relata como Jesús llamó a cuatro de sus discípulos.

A QUIEN LLAMA

Los discípulos de este relato no eran grandes pensadores ni letrados. No eran personas distinguidas por su estatus social. Eran pescadores que llevaban una vida como la mayoría del pueblo. Es verdad que Jesús también llamó a otros discípulos con perfiles diferentes, sin embargo hoy nos toca hablar e identificarnos con estos pescadores.

A ti y a mí también se nos ha llamado como discípulos. Lo hermoso del Evangelio es que Dios no se fija en cuanto sabes o qué nivel social tienes. Él ama a todos por igual y por ello te ha llamado también a ti. Cuando Jesús dijo “id y haced discípulos a todas las naciones Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo” eso te incluía a ti. Cuando fuiste bautizado y tus padres, tutores o tú mismo respondiste en fe a ese llamado, haz sido hecho un discípulo de Cristo, y por lo tanto fuiste llamado a seguirle.

Puede que a lo largo de tu vida otros llamados se hayan interpuesto y te haya hecho perder de vista el llamado de Cristo. No te inquietes, pues su llamado se renueva cada día. Hoy él te está llamando a ese pacto que ha hecho contigo. Tú eres su discípulo, su seguidor. Y así como a Pedro, Andrés, Juan, Jacob, etc., a ti también te ha dado una dimensión distinta de tu vocación y una tarea específica: Te ha hecho pescador de hombres.

¿CUANDO TE HA LLAMADO A TI CRISTO?

Puedes estar seguro que en tu Bautismo Dios te ha hecho un llamado. Te ha dado fe, y con ella confianza para que oigas y sigas su voz. Pero este es un llamado que se extiende a lo largo de toda tu vida. Cada mañana Dios te llama y te seguirá llamando. ¿Oyes su voz? Cada vez que abres los ojos a la mañana Dios te está llamando a un nuevo día de vida. Despierta y da gracias a Dios por ello, y ve con Cristo a tus actividades diarias.

¿PARA QUE NOS LLAMA CRISTO?

Podríamos preguntarnos ¿qué tipo de llamado es este? ¿Qué quiere Cristo con nosotros? ¿A dónde nos lleva? Cristo quiere que le sigamos en fe hasta “la casa de su Padre”, en dónde él mismo ha preparado un lugar para que vivamos eternamente a su lado. Mientras caminamos hacia allí, el Señor nos llama a abrir nuestros ojos y ver las necesidades de los demás. Nos mueve a tener misericordia y abrir nuestras manos para ofrecer sin reservas nuestra ayuda; nos llama a abrir nuestros labios para dar una palabra de aliento o un buen consejo; y nos llama a abrir nuestro corazón para sentir y compartir el dolor y la alegría ajena. Nos motiva a extender nuestros brazos para acoger a los afligidos o dar la enhorabuena a un vecino. Nos llama a mantener ágiles nuestras piernas para ir sin demora hacia quien reclama ayuda. Nos llama a transitar por una vida plena y hermosa, experimentando en nuestras propias carnes el Perdón, la Reconciliación, la Paz, el Amor y la Vida absoluta en Él. Nos llama a ser su iglesia que camina como él nos enseñó a hacerlo.

DISTINTOS LLAMADOS DE CRISTO

El Señor llama a algunos a emprender caminos que implican renuncia a sus trabajos, familiares y lugares de origen, como sucedió con estos cuatro pescadores y como puede suceder hoy día con algunos pastores y misioneros y sus esposas e hijos. Otros son llamados a vivir su fe en sus entornos y vocaciones naturales.

Algunos son llamados a reflexionar en el Evangelio, dejar sus antiguas religiones y seguir a Cristo en una nueva comunidad de fe. Es así como muchos en España están siendo llamados a profundizar en su Palabra y a unirse a IELE en este viaje con Cristo. Otros sienten un llamado a hacer un cambio radical en su forma moral de vida, pues lo necesitan urgentemente. Otros no tienen grandes cambios externos, pero sí claridad y seguridades espirituales nuevas.

Pero hay un llamado que nos es común a todos y es el de poner en primer lugar a Cristo y vivir en fe el amor, el perdón y la paz que brinda su cruz. Esta es una maravillosa y apasionante experiencia que nos moviliza a todos por igual y nos estremece. ¡Vive en el Evangelio de Cristo!

LA AUTORIDAD DE CRISTO PARA LLAMARTE

Jesús tiene autoridad y poder. Pero no lo usa despóticamente con las personas. Cristo demostró su autoridad al morir en la cruz por ti y vencer la muerte resucitando también por ti. La autoridad y el poder de Cristo para llamarte es un bien de amor y gracia, es una bendita autoridad que te hace beneficiario inmerecido de sus bienes.

¿QUE QUIERE CRISTO CONMIGO?

Cristo nos llama y por fe, es decir: por la confianza que tenemos en su palabra, le seguimos. Este es un camino nuevo y diferente a cualquier otro camino. Es el camino del Amor, del Perdón, de la Paz y la Reconciliación con Dios y con nuestros semejantes. Cristo quiere que lo transitemos sin miedo, y que disfrutemos en nuestro andar.

El llamado de Cristo demanda confianza. Este es un requisito indispensable para seguirle en este camino. En ocasiones podemos dudar a la hora de dar pasos de fe, ya que muchos factores u otros “llamados” pueden pesar o meternos presión. Pero tienes que saber que cuando te sientas agotado y cansado Cristo te invita a descansa a los pies de la cruz para dejar allí tus cargas.

Cuando estés desilusionado, escucha a Cristo que te dice, ven, sígueme que hay esperanzas “yo estoy contigo”. Hay muchas cosas que surgen como piedras en el camino y nos hacen demorarnos, agotarnos o desilusionarnos. Pero recuerda que lo que quiere Cristo contigo es perdonarte, salvarte, caminar junto a ti, seguir amándote y guiándote por las sendas de la humildad y el amor hasta la vida eterna.

EN CRISTO VOLORAMOS OTROS LLAMADOS

En la Palabra de Cristo tenemos una fuente inagotable de luz y sabiduría para poder evaluar los diferentes llamados que recibimos a diario desde nuestro entorno. Cuando la desesperación, el odio, la dejadez, la desilusión, el fracaso, el camino fácil, el ilegal, el inmoral, etc. nos llaman a seguirle y a abandonar la fe, el matrimonio, las buenas relaciones, etc, Recuerda que Cristo nos llama a ir a su Palabra y encontrar fuerzas, refugio, valor y sabiduría en ella. Él nos lleva por el camino de vivir plenamente y sabiamente nuestra vida.

TU LLAMADO

Tú eres llamado a contribuir en la mejora y bienestar de este mundo partiendo de tu entorno más cercano. Debemos dar gracias a Dios porque muchos han seguido y siguen el llamado a contribuir con la paz. Muchos responden al llamado de dedicar sus vidas a descubrir nuevas medicinas para las enfermedades que padecemos. Muchos responden al llamado y se dedican a sembrar la tierra para que nosotros podamos acceder a esos productos alimenticios. Muchos se dedican a buscar fórmulas para conservar la naturaleza.

Cristo te llama a ti a contribuir en sostener esta creación que él amó tanto. Da los buenos días y una sonrisa, ayuda a tu prójimo. Abraza a tus hijos, esposa/o, padres, amigos, novia/o y dile lo importante que es para ti, así como Dios te lo demuestra y te lo dice cada día, etc. Practicar simples gestos puede ser el comienzo de grandes cosas. Sigue a Cristo en el camino del perdón.

No tomes en cuenta las ofensas que te hagan, así como Cristo no te toma en cuenta tus ofensas y “haz el bien, sin mirar a quién”. Tu granito de arena engruesa el médano.

TÚ PUEDES LLAMAR A OTROS

Tú, a lo largo del día llamas a mucha gente y le hablas, le preguntas, le propones, le compartes, sobre cosas muy variadas. Recuerda que también puedes, en nombre de Cristo, de su amor y su perdón, llamar a que le oigan, a que le conozcan, a que le sigan en este hermoso y apasionante camino de fe.

En su llamamiento a predicar el Evangelio, como en la pesca, los discípulos debían ser pacientes y perseverar, sin saber nunca con seguridad cual iba a ser el resultado de su trabajo. Seguirían las instrucciones de Jesús y confiarían en él. Usarían la red que les dio, la cual nosotros llamamos medios de gracia, la palabra del evangelio y los sacramentos. Con ellas tenemos el material suficiente para trabajar con nosotros mismos y con los demás. Ser atrapado por Cristo, caer en sus redes de amor y misericordia es lo mejor que te puede pasar en tu vida y en de los que te rodean. ¡Echa las redes del Evangelio!

Pastor Walter Daniel Rallli

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