domingo, 16 de octubre de 2011

18ª Domingo después de Pentecostés.

motivos para alegrarse

TEXTOS BIBLICOS DEL DÍA



Isaías 45:1

Tesalonicenses 1:1-10

Mateo 22:

Hay momentos en los cuales nos resulta difícil tener motivos por los cuales estar alegres. Vemos y sufrimos problemas económicos, familiares, sociales e incluso dentro de nuestras propias comunidades de fe no vemos motivos para alegrarnos. Pero Dios por medio del texto del Apóstol Pablo a los Tesalónicos quiere darnos motivos permanentes para alegrarnos y agradecer en nuestras vidas.

Una de las primeras razones que nos da el texto para alegrarnos está en 1 Tesalonicenses 1:4-5 y es que Dios te ha escogido. Dios es el que realiza la elección, mostrando su amor. Jesús aclara a sus discípulos en Juan 15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”. Dios te ha escogido. Eso es una gran noticia. Muchos cristianos hoy día creen que es al revés: que ellos escogieron a Dios. Que las personas pueden dedicar su vida a él o aceptarlo como su Salvador y Señor. Creen que pueden entregarse a Dios, y por esta elección o entrega se es cristiano.

Esto no es así: Dios dice que Él hace la elección y esto es una buena noticia para todos nosotros. Cuando Dios hace algo, lo hace en el momento justo, conforme a su voluntad y por las razones correctas. Así que si es Dios quien te ha elegido, puedes estar seguro de que estás entre los elegidos. Cuando la gente hace una elección, no siempre lo hace por las razones correctas. De hecho, cuando las personas hacen una elección, a menudo se engañan a sí mismos. Después de haber realizado una elección probablemente ha oído las frases: “…Pensé que era el amor de mi vida”, “Me pareció lo correcto en ese momento”, “Estaba seguro de que este trabajo era el más adecuado, pero solo me engañé a mí mismo”.

Uno de nuestros mayores problemas es que tenemos un corazón pecaminoso y una mente que distorsiona la realidad. No tenemos que subestimar cuán pecador es nuestro corazón, Jeremías 17:9 declara “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”. Este versículo no da mucha confianza en uno mismo, por que nos confirma que no podemos imaginar cuán pecaminoso y engañoso es nuestro corazón. No podemos saber si nuestro corazón nos está engañando por lo tanto ¿cómo podemos confiar en las decisiones que hacemos? Pero así es como es. No escogemos a Dios. Dios nos elige, nos escoge, nos adopta como sus hijos. Él nos ha dado a su Hijo, que ha muerto en la cruz para realizar la elección. Si Él te elige no tienes que decir: “¿Si Dios me conociera como soy, me amaría?”, “¿Su elección habrá sido buena idea en ese momento, pero …y ahora?”. Cuando Dios te elige, lo hace con toda su certeza, conocimiento y sabiduría, sabe quién eres, que haces y que no haces.

Hay una segunda razón para regocijarse en el versículo 5, ya sabes que Dios es quién te ha elegido. Ahora se nos dice cómo nos ha elegido. Esta elección nos llega por medio de Su Evangelio, que viene a través de su Palabra. Así es como Dios elige, es la manera en que Él salva. No lanza burbujas de la salvación que flotan alrededor del mundo y que tal vez tienes la suerte de que una te toque. Él no te salva a través de un golpe emocional que toca tu corazón, recuerda que el corazón es engañoso. Él no te salva por medio de un acontecimiento en la naturaleza, que puede ser interpretado de una manera u otra. Él te salva solo por medio de su Evangelio a través de Su Palabra. Allí te dice: “Te perdono todos tus pecados, porque mi Hijo ha muerto en tu lugar. Por su bien, te doy mi gracia, la fe, vida y salvación”.

A veces nos sucede que al estar en la cima de una montaña, nos sentimos más cerca de Dios, o cuando vivimos momentos de mucha alegría vemos la bondades del creador, pero que no se nos olvide, la Biblia dice que Dios está presente en todas partes. Pero aquí generalmente se produce un error, es cierto que Dios está en todas partes, pero no transmite su gracia por todas partes. Él no dice que encontraremos su gracia en un hermoso bosque, ni siquiera dice que contemplando el mar encontraremos su perdón. Él no dice que camines en antiguas ciudades con la esperanza de encontrar la vida eterna, o que escuches las voces de tu interior para conseguir su guía. Él no le dice que según la cantidad de sus obras podrá conseguir el perdón de tus pecados. Él dice: “¡Aquí está el perdón! En mi Palabra y se proclama y manifiesta solo por ella. Ella te declara que estás perdonado solo por mí amor. Ella es la fuente de donde brota el Evangelio. Por ella ha santificado el agua para que puedas estar seguro de que el bautismo te salva y es el medio por el cual confirma tu elección. También por medio la Palabra en el altar, te da su propio cuerpo y sangre, crucificado y resucitado, para el perdón de tus pecados. Te doy seguridad para que no deambules buscando donde alimentar tú fe, para que no dudes de dónde puedes encontrar el perdón. Aquí está, en mi Palabra predicada, unida al agua y al pan y vino”.

Ahora tienes dos motivos para alegrarse: que Dios te ha elegido, y sabes exactamente cómo lo hizo. Él te escogió por medio de su Palabra.

Pablo también nos declara que La Palabra de Dios es poderosa. Aquí hay una tercera razón para alegrarse: el Evangelio le llegó no solamente en palabras, sino en poder. La Palabra de Dios es poderosa, no lo es en el sentido de persuasión, como un argumento de peso en un debate, o de producir solo una influencia emocional. La Palabra de Dios es poderosa en el sentido de que hace y otorga lo que dice, por eso se dice que es efectiva. Dios creó por medio de su Palabra. Él dijo: “Sea la luz” y fue la luz solo porque Él lo dijo. Cuando Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos, lo hizo por medio de su Palabra. Cuando dijo: “Lázaro, ven fuera”, fue como si hubiera dicho: “Que se haga la vida, allí donde no hay vida”. Asimismo, cuando el Señor nos anuncia su Evangelio en su Palabra, Él no sólo está hablando sobre el perdón que ha conseguido en la cruz por ti. Él está diciendo “que se haga el perdón, que haya vida allí donde no hay perdón y vida para ti” y esto se hace realidad solo porque Él lo dice. Ahora bien, ¿significa eso que todo aquel que escucha el Evangelio está automáticamente perdonado? No. La gracia es un don, un regalo y los regalos pueden ser rechazados. Muchos de los que escuchan el Evangelio no se lo apropian. Esto no es que la Palabra de Dios no tuvo poder, no es que Dios no les dio perdón y vida, sino que este regalo fue rechazado, eligiendo en su lugar el pecado y la muerte.

La Palabra de Dios es poderosa. Esta es una gran verdad. Si sólo fuese información, entonces la salvación dependería de ti, de que conozcas cierta cantidad de versículos. Podrías decir: “He oído este Evangelio. Tengo la información que necesito. Ahora tengo que elegir aceptar a Jesús o no”. Pero no es así, Él te ha elegido. Él te ha elegido por su Palabra poderosa. Si ser salvo sería tu elección, tu salvación no sería segura. Pero si Dios hace la elección, es seguro, confiable y permanente.

Así que ahora tenemos tres cosas que son motivo de alegría: Dios te ha elegido a ti. Lo hace por medio de Su Palabra y su Palabra es poderosa. Él ha hecho todo lo necesario para salvarte y darte este don.

También se nos afirma que El Espíritu Santo está siempre presente y junto con la Palabra. Dios te elige a ti por medio de Su Palabra, que ha llegado a ti con su poder y con el Espíritu Santo. El Señor elige estar cerca por medio de su Palabra. El Espíritu Santo está siempre ligado a la Palabra, usándola como su instrumento para llevar al arrepentimiento, perdonando los pecados y fortaleciendo tu fe. Además, cuando la Palabra está presente, Él también lo está ya que es la Palabra hecha carne. Cuando Dios te elige a ti, Él está contigo.

Muchos han memorizado del Catecismo: “Creo que por mi propia razón o poder no puedo creer en Jesucristo mi Señor, ni venir a él”. En otras palabras, no lo puedes elegir. “Sino que el Espíritu Santo me ha llamado por el Evangelio, iluminado con sus dones, santificado y conservado en la verdadera fe”. En otras palabras, el Espíritu Santo me ha elegido por medio del Evangelio, proclamado en la Palabra de Dios. Esto ya lo sabes pero siempre es bueno recordar estas cosas para que nos alegremos de ellas.

Así que tenemos cuatro razones para alegrarnos hoy y siempre: Dios nos ha escogido. Dios nos ha escogido por medio de su Palabra. Dios nos ha escogido por medio de su Palabra que es Poderosa. Dios nos ha escogido por medio de su Palabra Poderosa, acompañado por el Espíritu Santo. Como Pablo dice en nuestro texto: nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre”.

Todos estos motivos de alegría producen en nosotros una vida de plena Certidumbre. Si Dios nos ha elegido por medio de su poderosa Palabra y del Espíritu, entonces estamos seguros, de que la salvación es la suya y nos la ha otorgado por gracia. Debemos tener cuidado de las tentaciones y los pecados que nos roban esta “Plena Certidumbre”, que nos quitan la certeza de la salvación. En el cristianismo hay muchas voces que dicen que debes decidirte por Dios. Pero esto no está de acuerdo con las Escrituras. Te priva de esa plena convicción, de la certeza de tu Salvación por medio de Cristo. Si la salvación ya no es segura, si eres salvo por tu decisión de seguir a Dios, ¿cómo puedes estar seguro de que has sido totalmente sincero? ¿Cómo puedes estar seguro de que no te estabas engañando a tí mismo? Desde esta postura no se puede estar completamente seguro.

¿Qué pasa con los medios de gracia? ¿Qué pasaría si la absolución terminaría diciendo “te perdono todos tus pecados, si decides aceptarlo en este momento”? ¿Qué pasa si recibes la Cena del Señor oyendo las palabras: “Porque tienes el perdón de los pecados, siempre y cuando hayas aceptado seguir a Dios”? ¿Qué pasa si no oigo bien las palabras de institución, ¿significa el Señor no estará presente porque yo no oí? Entonces nunca podría estar seguro de si has creído lo suficiente ese día en la Palabra de Dios. ¿Qué pasa con las buenas obras? ¿Sabes si tus obras son buenas ante Dios como para que te perdone por medio de ellas? Una gran cantidad de personas están atrapadas tratando de hacer buenas obras con temor, con la esperanza de que serán lo suficientemente buenas para Dios, pero no estan seguro de ello. El Señor declara que, por la obra de Jesús y debido a que ya eres su hijo, todo lo que haces dentro de tu llamado es agradable a Dios. Puedes estar seguro, porque Él lo promete. Tu y yo debemos hacer buenas obras más que nadie, porque no lo hacemos por obligación, lo hacemos porque, por gracia, estamos completamente libres para hacerlo.

Recuerda que Dios te ha escogido. Eres salvo, porque Dios te ha escogido en Jesús y Él te ha elegido por medio de Su Palabra, del Espíritu Santo y con su poder. Es cierto, porque Él lo ha hecho y lo sigue haciendo en estos momentos, con palabras como éstas: “Estás perdonado por todos sus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”

Atte. Pastor Gustavo Lavia

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