martes, 23 de junio de 2015

Engrandeciendo al Señor.


Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.   Lucas 1:46-47

El que quiere engrandecer a Dios con muchas palabras y con gritos estrepitosos, procede como si Dios fuera sordo o hubiera perdido el conocimiento, y tuvieran que despertarle. Esto es difamar a Dios, más que glorificarle.

Pero el que con un corazón sincero piensa en las obras de Dios y con admiración y gratitud las contempla, quiere, con celo santo, alabar y glorificar a Dios. Entonces las palabras avanzan por sí mismas y el corazón rebosa, como si quisiera hablar todo el cuerpo.

Este hombre engrandece a Dios en espíritu, y verdad, y en sus palabras con fuego, luz y vida.
 
                                                                                        Martín Lutero.

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